Por Carlos Szwarcer
El trato del niño con la persona que lo cuida es para él fuente continua de excitación y de satisfacción sexuales a partir de las zonas erógenas y tanto más por el hecho de que esa persona por regla general, la madre- dirige sobre el niño sentimientos que brotan de su vida sexual, lo acaricia, lo besa y lo mece y claramente lo toma como sustituto de un objeto sexual de pleno derecho- las madre se horrorizaría si se le esclareciese que con todas sus muestras de ternura, despierta la pulsión sexual de su hijo y prepara su posterior intensidad. Por el contrario, juzga su proceder como muestra de un amor puro, asexual”.
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